La Sabiduría de… las masas
6 noviembre, 2007
Dias después de la presentación en sociedad de su libro “MICROPODER”, el reputado abogado Javier Cremades visito acens y nos ofreció una charla intimista a traves de la cual pudimos dimensionar el efecto que tiene en todos los ambitos el creciente poder de los ciudadanos corrientes. Sigue leyendo
Tras el llamado históricamente “cuarto poder” llega uno nuevo que emerge silencioso y de forma imparable. Es lo que Javier Cremades ha definido como Micropoder. Un poder durante mucho tiempo menospreciado por el poder institucional y que conforman millones de personas que aúnan sus pequeñas contribuciones para hacer que juntas importen.
“El verdadero poder de las nuevas tecnologías está en cómo posibilita a las personas articularse, organizarse y conformar redes”
“En realidad el ensayo que he escrito se trata de una reflexión sobre algo que sentimos todos en las puntas de los dedos”. Sobre un fenómeno creciente que cambia el devenir de la historia y al que apuntaba la revista Time cuando señalaba con el dedo a “You” como personaje del año 2006 (un título ya ostentado por personajes como Hitler – en el 38 – o Jomeini 41 años después).
La revolución en la que estamos inmersos en todos los ámbitos de nuestra vida tiene su principal acicate en la digitalización, “un cambio tecnológico equiparable a la revolución que supuso la invención de la imprenta y que hace realidad el sueño del intercambio de información en tiempo y con costes tendientes ambos a cero”.
Ya escribió Francis Bacon hace cuatro siglos que la información es poder. Ahora esa información en manos de muchos individuos interconectados y relacionados cambia las relaciones de poder de nuestra sociedad. Porque más allá del acceso democrático a la información y la independencia que propicia de los ciudadanos respecto a los intermediarios informativos, el verdadero poder de las nuevas tecnologías – comenta Cremades – es cómo posibilita a las personas articularse, organizarse y conformar redes. Los consumidores se convierten en nodos de unas redes sociales cada vez más influyentes (…) Los poderes clásicos deben aprender a relacionarse con estos nuevos participantes para verlos como aliados y no encontrarse como el Gulliver de Swift atenazado por los liliputienses. Los poderes institucionales hoy necesitan gobernar en constante diálogo con la ciudadanía”.
Un mundo colaborativo
“En realidad el ensayo que he escrito se trata de una reflexión sobre algo que sentimos todos en las puntas de los dedos”
La creación de redes propicia un cambio de paradigma del capitalismo clásico, porque el mundo web 2.0 es un mundo de colaboración donde el individuo no busca el éxito por encima del resto sino que trata de salir a flote con todos. Este espíritu alcanza sus máximas cotas en el movimiento open source (sobre el que se basan proyectos de la envergadura de Google, eBay o Amazon) “que ha logrado hablar de tú a tú (si no en cifras sí conceptualmente) a la industria del software, la cual supone una de las formas más recientes y vigorosas de expresión del capitalismo”, comenta Cremades.
Fenómenos como las wikis, el podcasting o los blogs (que se mostraron muy decisivos en las elecciones presidenciales en EEUU del 2004 a la hora de marcar las agendas de los distintos aspirantes) no son sino otros ejercicios claros del Micropoder. “Un ejemplo representativo lo supone Ohmynews.com, el que es para muchos el único caso exitoso de periodismo ciudadano. El diario online coreano irrumpió en un mercado muy conservador y, con 40.000 colaboradores en todo el mundo, alcanza los 700.000 visitantes y más de 2 millones de páginas vistas al día”, y añade Cremades: “Ejemplos como éste marcan una tendencia clara para las webs de los diarios en convertirse en lugares de conversación. Más que como medio de comunicación de masas, hay que concebir Internet como plataforma de comunicación de personas, como un canal que supone una ampliación gigantesca de la libertad de expresión, como diría John Stuart Mill, como un gran marketplace de ideas”.
Como escribiera Kevin Kelly en New York Times, la historia del mundo digitalizada ocuparía 50 petabytes (donde cada petabyte es igual a 1.226 billones de bytes). Internet se convierte en un gran libro de libros donde cada palabra está interconectada, donde cada página lee a todas las demás. Pero en un escenario como éste, donde los bienes se vuelven más inmateriales al transformarse en combinaciones de 0 y 1, Cremades se refiere a lo “imposible que resulta defender los derechos propios del propietario. Ahí está la tensión entre los defensores del derecho de autor y sus “abolidores” (seguidores del fenómeno copyleft o creative commons) (…) Como interesante resulta también la iniciativa de Google de pedir al mundo entero que colabore para crear una legislación conjunta y universal de propiedad de datos”.
Proceso imparable
“Los profesionales del sector digital e interactivo nos encontramos en el epicentro de un movimiento muy grande de tierras que hace tambalear los cimientos políticos, sociales y económicos.”
La revolución del Micropoder es un proceso todavía en marcha, pero apunta a que parece posible un capitalismo de las personas y para las personas. “Fenómenos como que más de 1,3 millones de españoles se hayan movilizado y hayan puesto su firma en la lucha contra el canon digital han logrado que, por primera vez en la historia, jefes -y aspirantes- de gobierno introduzcan en su discurso político conceptos y términos relacionados con las nuevas tecnologías… y han conseguido neutralizar a un ‘lobby’ tan importante como es el de los autores”.
El acceso a los nuevos canales se ha democratizado y hoy “los profesionales del sector digital e interactivo nos encontramos en el epicentro de un movimiento muy grande de tierras que hace tambalear los cimientos políticos, sociales y económicos. Aunque en las innovaciones tecnológicas – parafraseando al escritor Arthur C. Clarke – sus efectos suelen ser exagerados a corto plazo pero subestimados a largo plazo”. Algo que nos ha demostrado la corta e intensa vida de Internet.